en los bordes de los lagos...
los comienzos y finales explícitos,
de la emoción que fluye en el mar.... y la terrenalidad de la materia firme y sólida.
Entre el límite del cielo y la tierra,
la certeza y la intriga... nacen los sueños.
En los límites de lo corpóreo y lo etérico nace la fe.
Entre la superficie de todo el protocolo,
nace el descontento de no poder llegar nunca a ser verdad.
La verdad se encuentra en las profundidades,
la superficie solo es la invitación a la aventura.
Así andamos anclados en espejos
de superficialidad
sin dar con eso que nos falta.
Lo que nos falta
no va a llegar,
porque esta donde nadie va a buscar.
Somos eternidad.
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