8 oct 2012

LA PALABRA PROPIA.

Quisiera tener un aeroplano para irme lejos de casa cuando el cielo se nuble, porque sobre las nubes sigue el cielo y, si yo alzo vuelo, me llenaré de cielo una y mil veces.
Quisiera que no existieran tantas palabras para que  todo aquél que así lo quiera haga silencio... y en silencio busque sus propias respuestas y sus propias palabras. Así, con la palabra propia, sacada del fondo del ombligo no habría tanto rollo, porque a hablaría nuestra alma con alegría o  tristeza, con enojo o felicidad, pero sería auténtico diálogo.
Quisiera que algo magnífico pasara para que despertáramos desnudos de posesiones y que al fin dejemos queja absurda del "no puedo", que no es más que el disfraz del no quiero o del tengo miedo.
No me vengan con el cuento de que existe algún tipo de imposibilidad en este mundo, porque la imposibilidad es un invento. Y como todo es un invento yo invento mundo de flores y sonrisas y ahí nomá aparecen todos a mi lado. Les guste o no, dejé atrás ese mal humor verá cuanto sentimiento suelto esperando ser palabra sincera anda en su interior.

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