6 oct 2012

Reflexión Y memoria....



Invitación al pensamiento:


La reflexión y la memoria deben configurarse como actos íntimamente ligados. Para echar luz sobre este asunto primero estableceré que implica para mí cada uno de estos términos.


Reflexión:
Reflexionar al respecto de algún suceso, idea o sentimiento implica un grado de análisis mínimo para reformular eso que se está tomando como eje de la reflexión y, de ese modo, obtener una propia comprensión del hecho en cuestión.
¿Qué ventajas nos brinda el acto reflexivo?
La reflexión es portadora de creatividad. Quién reflexiona se hace dueño, se apropia, de una idea, hecho o sentimiento y lo replantea en términos de su propio entendimiento. Como consecuencia de esto obtenemos que el acto reflexivo nos lleve a un acto libertario. Aquél que decide pensar por cuenta propia su realidad elige ser libre a la hora de pensar y a la hora de emitir juicios sobre lo real.
A medida que se profundiza en el camino reflexivo se profundiza, también, en la toma de partida sobre nuestro entorno, dotándonos de verdades auténticas provenientes de nuestro entendimiento y de nuestra experiencia. Cada nueva idea aporta para ampliar posibilidades y ayuda a la real comunicación entre las personas.
El solo hecho de haber realizado un juicio propio sobre algún aspecto del mundo nos vuelve menos influenciables por discursos externos al tomar una postura crítica al respecto.
Resumiendo:
“Reflexionar” es hacernos conscientes y dueños de nuestros propios pensamientos y emociones…consecuentemente nos dotaremos de una libertad única para el acto creativo y mayor fundamento a la hora de accionar sobre nuestro mundo.


Memoria:
Se me ocurre decir primero que la memoria funciona tal vez como nuestra mayor arma a la hora de evitar el equívoco recurrente. Debemos se conscientes que las personas somos sujetos de experiencia y nos encontramos atados, en mayor o menor medida, a la misma. Hemos inventado códigos complejos y aparentemente muy eficientes para comunicarnos, pero lo real que el único canal real de comunicación es la experiencia compartida, lo único que realmente une a dos personas es el entendimiento producto de experiencias compartidas.
El pasado compartido juega el rol de la experiencia como grupo humano, aquello que nos une a pesar de las distancias reales. Es necesario reflexionar sobre ese pasado común para armarnos de las herramientas indispensables a la hora de comunicar y comunicarnos con los otros.
Debemos hacer un uso reflexivo de la memoria, para recrear nuestro pasado en relación a nuestro hoy. Hablar de memoria directamente ligada a la idea de presente.
Pensarnos….
Pensar en el proceso histórico de nuestra nación me llena de incertidumbres… Las victorias del comienzo, los fracasos, las victorias…y así hasta hoy están en demasía vaciadas de crítica. No hace falta más que asistir a un colegio primario o secundario en alguna fecha patria y descubrir que a los hitos de nuestra historia se los recuerda como a una obra de teatro…algo ficticio y alejado de la realidad.
¿Qué se dice en los colegios hoy sobre nuestra historia?
A mi pesar, mayoritariamente narra un cuento: como si fuera posible atribuirle a los acontecimientos históricos un principio, un nudo y un desenlace. El erro radica en la falsa creencia de una temporalidad lineal fundamentada en una idea de pasado, presente y futuro. Este modo de entender la realidad nos aleja del hoy y nos centra en el mañana, versión del tiempo muy funcional a la idea de mercado y de progreso.
La temporalidad impuesta hoy en día hace del presente un torbellino de avances y un futuro de promesas, lo cierto es que esta concepción nos aleja de nuestra real función como sujetos ya que nos desconecta de nuestro presente. Es con la mirada en el hoy como se logran los cambios. La linealidad y la velocidad se llevan consigo el acto reflexivo, la posibilidad de recrear la utopía a gran escala, los sentimientos auténticos, las pasiones y las palabras con amor.


Qué nos toca hoy…
El momento actual exige pausa. Retomando el ejemplo de las vanguardias, creo que hoy hace falta mucho de eso. Hoy el patrón hegemonía es la velocidad, por lo tanto lo que necesitamos son frenos. Volver a contemplar el mundo para hallar los signos ocultos de libertad antes que todo este paraíso se nos escurra por los dedos.
Hay que pararse frente a esta realidad que pide a gritos por cambios, pararse a descubrir con calma cuál es el lugar a ocupar y la acción a realizar. No se va a ir todo a la mierda en dos minutos, esa es otra ficción del progreso. Pero que no se vaya a perder todo ya no implica que eso al fin no suceda.
Nuestro desafío es desarmar al discurso hegemónico que domina con técnicas tan bajas y nefastas como lo son el miedo y la palabra vacía. Salir del discurso trillado y animarnos a la utopía una vez más.


En la era de las comunicaciones sobran tecnologías que conectan y desaparecen distancias y escasean palabras con fundamentos, palabras con sentimientos. Los canales tradicionales de lucha se encuentran maltratados y añejos. La publicidad corroe la sensibilidad utilizándola para fines comerciales. La capacidad por sentir la desdicha del otro disminuye cada vez más…
Tenemos la palabra como arma, el corazón y la pasión como bandera. Reflexionemos nuestro mundo para recrearlo y tal vez aportar alguna que otra inspiración motorizadora de una nueva consciencia.


Yami Musse
06 de Agosto 2012

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